Por: Camilo Reyes.
Y fueron cuatro años en los que un proyecto alternativo que se produjo desde una disidencia política del Polo Democrático, buscó conquistar la simpatía del electorado bogotano con el fin de llegar al Palacio Liévano con una serie de propuestas que se enfocaron bajo tres pilares de gobernabilidad: Superar la segregación social de la ciudad, la lucha contra el cambio climático y la defensa de lo público. Así, el candidato Gustavo Petro bajo la bandera del movimiento Progresistas llega después de una reñida campaña a la Alcaldía Mayor de Bogotá aunque, con una votación un poco minina, logra superar en el 2011 a pesos pesados de la política como Enrique Peñalosa (Quien posteriormente sería su sucesor).
La elección de Petro fue muy polémica en vista de los cambios que su gobierno cuyo lema se denominaba ‘’Bogotá Humana’’ iba a implementar al momento de recibir la banda amarilla y roja que lo ratificaran como Alcalde de Bogotá, cambios que desde antes de posesionarse fueron la inspiración de muchos círculos de opinión y del periodismo dependiente para criticar y atacar a quien desde sus tiempos en el Congreso de la República, denunció a varios grupos políticos y económicos del país por sus cercanías a escándalos de corrupción y criminalidad social en el país.
Ahora bien, para ningún ciudadano de la capital es un secreto que Bogotá tuvo que vivir uno de los mayores escándalos de corrupción y contratación irregular que se hayan podido evidenciar en la historia colombiana de los últimos tiempos y cuya responsabilidad de todo este desfalco administrativo y financiero de la ciudad, fue provocado por un antiguo allegado de Petro en el Polo y fue la razón por la que el entonces candidato a la presidencia se distanció de la ya mencionada colectividad política. Así es, aquel allegado que los medios han registrado con el nombre de Samuel Moreno fue el artífice de que de la capital no solo quedara en una fuerte crisis económica, sino también fue coautor del desprestigio que la izquierda democrática en Colombia ha tenido que enfrentar hasta la fecha.
En vista de todas las fases políticas y administrativas que tuvo que enfrentar la Bogotá Humana, el proyecto de Gustavo Petro planteado en su plan de desarrollo cuyo enfoque de temas sociales y pensados para la vida humana, logró tener una importante aceptación en aquellas ciudadanías que visualizaban un modelo alternativo de ciudad al que los alcaldes y políticos capitalinos tradicionales han querido implementar en el corazón político y gubernamental de Colombia.
En consecuencia a ese modelo alternativo de ciudad, la creación de los CAMAD, la construcción de importantes y cómodos jardines infantiles, el desarrollo del programa 40 por 40, el elemento fuerte de su gobierno como la reapertura del hospital San Juan de Dios y los estudios concretos y terminados del metro subterráneo que quería realizar en Bogotá y que el nuevo mandatario quiere cambiar bajo otros estudios poco claros, entre muchos elementos que se vieron en su administración como los factores de cuidado ambiental, fueron el ejemplo de que se puede construir una ciudad que no solo se fundamente en el cemento, sino también en el cerebro y el bienestar de los menos favorecidos a pesar de las críticas y persecuciones políticas de las cuales fue víctima por parte de actores políticos del país.
Ante el final, no solo de la propuesta política progresista en Bogotá, sino también de la continuidad por ahora de la izquierda en la Alcaldía, queda por decir únicamente: ¡Gracias a Bogotá Humana! por demostrarle a esta nueva generación consciente y crítica de jóvenes que se puede hacer política con ideas y profundos cambios en beneficio de los menos favorecidos. ¡Gracias a Bogotá Humana! por demostrarle a la ciudadanía que se puede enfrentar al establecimiento con argumentos y hechos honestos de transparencia en el manejo del servicio público y político. Buen viento y buena mar a ese equipo Humano que ahora va rumbo a la construcción de lo que ellos denominan una ‘’Colombia Humana’’ y de nuevo… ¡Gracias a Bogotá Humana! por constituirla como la capital de la paz, ¡gracias!.
Editado por: Andrea Bustos (Estudiante de Lic. en Literatura, UGC).
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